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La diferencia entre Obama y Zapatero, o quizás nos merecemos lo que tenemos

Cada día se hace más evidente dónde radica la diferencia entre el presidente de los USA y el del Gobierno de España, que tan parecidos se prometían desde Ferraz y sus voceros: el primero intenta cumplir sus compromisos de campaña incluso si en un momento dado son peligrosos o impopulares; el segundo no sabe ni a qué se comprometió, pero aunque lo supiera no cumpliría ni harto de grifa (o una modalidad más actual de sustancia psicodélica). Viene esto a cuento de la muy accidentada aprobación por las cámaras parlamentarias de Estados Unidos del proyecto de seguridad social universal de Obama, una de sus propuestas electorales estrella. Y aunque la propuesta parece que ha perdido bastante sustancia en el curso de su debate parlamentario, movilizando en contra argumentos tan insólitos como que es un avance hacia la implantación de comunismo en Estados Unidos, es un hecho innegable que el presidente Obama y su partido, el Demócrata, se han empeñado contra viento y marea en obtener la aprobación de un proyecto controvertido con poderosos intereses en contra, tanto ideológicos como económicos, como las aseguradoras privadas de seguros de enfermedad. Mis amigos americanos me han dicho muchas veces que el tema recurrente de los americanos de clase media, a partir de los 35 años, es su seguro privado de enfermedad y las eventualidades que cubre. Y no por afición a temas morbosos, sino porque la perspectiva de esas enfermedades que inevitablemente comienzan a desfilar por la vida de la mayoría a partir de cierta edad es sencillamente pavorosa si no se cuenta con el colchón asistencial de un sistema de Seguridad Social, por mejorable que sea. Mucho peor es no tenerlo.

Pero no era mi intención comentar las razones por las que tantos americanos se oponen, a veces con extraños argumentos, a un servicio público tan elemental como la seguridad social universal. No pretendo ser un experto de la sociedad americana de la que, como me pasa en tantísimas cosas, necesito mucha más información y juicios bien fundamentados. No, lo ilustrativo en este caso es el contraste entre la disposición de Obama y su partido a dejarse muchos pelos en la gatera con tal de cumplir en la medida de lo posible un compromiso electoral, afrontando incluso reveses electorales (como se ha visto en Massachussetts), y la habitual de Zapatero y el PSOE, ampliable en este caso al PP de Rajoy. ¿Alguien ha visto en los últimos seis años a alguno de ambos líderes o a sus respectivos partidos impulsando iniciativas legislativas con algún grado de impopularidad y resistencia social? Yo no. Todo lo contrario: lo habitual, por no decir la regla fija, es renunciar de entrada a cualquier iniciativa que pueda ser contestada por algún sector de los propios votantes y traducirse en la pérdida de votos. Aquí también hay un pacto de hierro no escrito entre PSOE y PP: nunca hagas nada que ayude al contrario, pero sobre todo nada que pueda perjudicarte a ti o a los dos. Por eso Zapatero sigue derrochando en plena crisis financiera, sin que el PP sea capaz de hacer algo más que una crítica superficial y oportunista: ambos temen, como a la peste, enajenarse el apoyo de los beneficiarios del PER, de los pensionistas y funcionarios, de los sindicatos, de los empresarios, de las cajas de ahorro, de los medios de comunicación, de los ayuntamientos, de los vascos y navarros que disfrutan del Concierto, y hasta de los cazadores furtivos si representaran una amenaza electoral suficiente.

Dado que no hay por qué pensar que Obama sea un Santo que camina sobre la Tierra –no comparto en absoluto la obamanía tan ñoña que ha llevado a darle un Nobel de la Paz antes de obtener resultado alguno por el que merecerlo-, sino un político que pretende gobernar y ser reelegido, cabe preguntarse por qué esta diferencia tan llamativa entre la conducta de los políticos americanos y los españoles. Una posible explicación está en la diferencia de cultura cívica de ambos países. En España existe el prejuicio de que los americanos son unos paletos sin cultura, atribución realmente insólita a nada que se esté un poco al tanto del verdadero nivel cultural de este país de nuestros pecados –para llorar-, pero bastará con examinar un reciente y expresivo suceso político-informativo para entender en qué consiste esa diferencia de cultura cívica auténtica.

La semana pasada, Zapatero presentó a la prensa una batería de medidas anti-crisis entre la que descollaba una tan peregrina como reducir la factura eléctrica de los edificios oficiales dependientes de su gobierno. Peregrina no porque sea malo ahorrar, sino porque tal factura es la típica de habas contadas. Sin embargo, Zapatero atribuyó a tal ahorro resultados económicos espectaculares: afirmó que el ahorro en las cuentas públicas ascendería a ¡3.000 millones de euros!, sobre una factura total de 15.000 millones. Según los pocos que se molestaron en investigar tan increíble afirmación, resultaría que el Estado estaría pagando, por el consumo de 2.000 edificios, el 50% de la facturación total por consumo eléctrico de toda España.

Pero, ¿quiénes se molestaron en investigar esta estrafalaria “previsión económica” de “recorte del gasto público”? En primer lugar, hay que decir que los grandes medios de comunicación la reprodujeron sin pestañear (¿estaban de vacaciones todos los expertos en economía, o también han sido sustituidos por becarios baratitos?) En segundo lugar, que el primero en dar la voz de alarma fue Santiago González en una entrada de su blog del 21 de marzo (vinculada en nuestra web al día siguiente); McCoy, que ayer escribía de lo mismo en su blog de Cotizalia tras entonar el mea culpa profesional, descubría otro analista que había denunciado la patraña desde su blog personal. En resumidas cuentas: con unanimidad no tan rara más allá de los ataques partidistas habituales, la casi práctica totalidad literal de expertos, periodistas económicos y políticos, tertulianos omniscientes y demás encargados de escrutar las maniobras del poder en nombre del interés general, incluido el partido de la oposición, se habían tragado la milonga de Zapatero sin pestañear. ¿No es fácil gobernar con tanta aquiescencia y tolerancia, por mucho que de vez en cuando te ponga como no digan dueñas por cosas mucho más banales que mentir al país sobre las medidas anticrisis?

Y aquí llegamos a Obama, los USA y a su diferencia de civismo con Zapatero y España. Tal cosa parece difícil de concebir en aquel país: me refiero a que un presidente anuncie un absurdo económico que no se sabe bien si es una mentira descarada o una tomadura de pelo masiva. Y todavía parece más difícil de concebir que, en ese caso, los medios de comunicación y los políticos de la oposición –porque aquí el PP, ni se ha enterado- dejaran pasar sin acerbas críticas tal muestra de ignorancia, falta de respeto a la nación o ambas cosas a la vez. Seguramente por eso un presidente como Obama no tiene más remedio que seguir adelante con sus promesas electorales, incluso si el previsto paseo triunfal se convierte en camino al Gólgota. Sencillamente, ellos se toman colectivamente mucho más en serio que nosotros, y no toleran fácilmente la mentira sistemática a un Presidente. Como colectivo humano, tenemos lo que nos merecemos a pesar de que a título individual sea profundamente injusto. ¿Y qué tenemos?: pues un país dirigido por pillos y paletos con sus correspondientes séquitos asalariados de chismosos, palmeros y difamadores del contrario, no mucho más espabilados ni cultos. Así es la cosa y así se lo hemos contado, que decía aquel periodista americano.

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2 comentarios a “La diferencia entre Obama y Zapatero, o quizás nos merecemos lo que tenemos”

  1. Sake dice:

    -Tienes que decir que tomamos alguna medida contra la crisis es necesario que lo hagas.
    -¿Y qué medida anuncio?.
    -La que sea, por ejemplo que vamos a ahorrar en papal higienico en los ministerios 12.000 millones de Euros.
    -¿pero éso es posible?.
    -Pues claro, tú dices que vamos a utilizar el bidet, para limpiarnos……
    -¿Tantos millones?.
    -Que si hombre que si, lo importante es decir algo y sobre todo que vamos a ahorrar.
    -Vale, muy bien, lo dire.
    -Sobre todo Presidente, mueva las manos y haga mucho el gesto de circunstancias, es importante.
    -Muy bien.
    -Es todo Sr. Zapatero.
    -Puede marcharse y gracias.

  2. CFOcon dice:

    Anonadante al punto que ha llegado ya la desvergüenza de un PRESIDENTE DE GOBIERNO de un país EUROPEO, de su «oposición»…y del ¿4º? poder del estado, los PROFESIONALES del periodismo. (Estudiaría periodismo solo por oir qué se enseña allí)

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