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Nos repetiremos hasta que nos entiendan y ETA quede vencida

Hablar de ETA, salvo como pesadilla del pasado, no es algo muy popular hoy en día. Abrumados por las consecuencias de la crisis, los ciudadanos corrientes prefieren ocuparse de otras preocupaciones, mientras la mayoría de los políticos y muchos periodistas áulicos son francamente hostiles. Intentan pasar la goma de borrar sobre nuestro pasado reciente y decretar que el problema ya no existe. Sorprendentemente, los cuerpos de seguridad siguen deteniendo terroristas de una banda que según tantas opiniones autorizadas no existe, los fiscales amagan de vez en cuando con ilegalizar a los partidos que jalean a esa banda que dicen que no existe, incluso los periodistas que tratan de convencernos de que eso ya no existe dedican su tiempo a contarnos lo bien que va la desaparición de esa inexistencia. Sorprendente. ¿O no?

El sábado pasado UPyD celebró “Vencedores y vencidos”, un acto dedicado al estado actual de la lucha contra ETA. Fue un éxito en todos los sentidos. La gran pregunta que quedó al final de todos los testimonios y reflexiones -de Maite Pagaurtundua, Consuelo Ordóñez, Rubén Múgica, Gorka Maneiro, Andrés Herzog y yo mismo, además de Fernando Savater ausente a última hora- es por qué la lucha policial contra ETA ha sido un éxito y la lucha política un fracaso saldado con la rendición del Estado. Pues la máxima debilidad operativa de la banda ha coincidido con su mayor éxito político: entrar en las instituciones de la mano de nuevas marcas blancas (que incorporan a partidos que habían roto con Batasuna, como Aralar) y, una vez instaladas en ellas -Diputación de Guipúzcoa, Ayuntamiento de San Sebastián y mucho otros menores-, iniciar la revisión de la historia de ETA en los términos más favorables a la banda y sus objetivos: los terroristas presos son presos políticos, el terrorismo ha sido la expresión de un conflicto entre dos bandos equiparables, tan dignas son las víctimas de un lado como del otro, sin violencia todos los fines políticos son legítimos aunque consistan en destruir la democracia. Se trata de la continuidad del terrorismo por otros medios.

Amaiur y Bildu, auxiliados por sus colegas nacionalistas vascos y periféricos, y también por el PSOE, IU y la pasividad complaciente del PP, no llevan a cabo esta revisión legitimadora del terrorismo por mero afán propagandístico. Es algo más serio: se trata de llevar a la práctica el programa político etarra explotando la vieja paradoja del “perder para ganar”. ETA ha perdido policialmente y por eso ya no asesina, pero no por su inexistente conversión a la democracia. La falsa conversión al pacifismo busca santificar el viejo programa de siempre: Estado vasco unificado, socialista y euskaldún. El programa por el que han sido asesinadas 858 personas en toda España y decenas de miles más han sufrido atentados, secuestros, violentas agresiones y acoso, instaurando de facto una verdadera “limpieza ideológica” en comarcas enteras del País Vasco y de Navarra, logrando la expulsión o la marginación violenta de toda oposición “españolista” a los designios de la banda. Olvidar todo esto es hacer eficaz la limpieza étnico-ideológica y decentes sus fines.

Esta es pues la pregunta: ¿Cómo es posible que ETA haya sido reducida a la impotencia, pero se le regala una victoria política?

Para entender este fenómeno de amnesia y estrabismo político hay que poner la atención en algo que señaló Maite Pagazaurtundua al hilo de quienes exigen que deje de hablarse de ETA porque ha dejado de ser una preocupación para la opinión pública. Y bien: hace cuatro años pocos creíamos que la corrupción fuera un problema en España, pero ahora es percibido como el principal. ¿Pero es que la corrupción es algo nuevo, desconocido hace ocho, doce, veinte años? En absoluto: la nuestra es una corrupción institucionalizada de largo recorrido. Sólo que la crisis ha puesto al desnudo su aberrante existencia.

En el debate de su investidura, Rajoy calificó la denuncia de la corrupción que hizo Rosa Díez de “demagógica”, “oportunista” y “populista”. O sea, de falsa. Lo mismo que ahora con la cesión a ETA. Ambos ataques negacionistas comparten el mismo principio, una raíz y una consecuencia comunes de esta actitud.

La raíz común es que la tolerancia de la corrupción también incluye la de una ETA “pacífica”. No se permite que alguien irrumpa pistola en mano en una sucursal bancaria y arramble con la caja, pero sí que un cargo público juegue a banquero, se enriquezca y hunda la entidad, nacionalizando luego los estragos. Y el modo de negar ambos fenómenos es sacarlos fuera del debate político y trasladarlos al campo de los sentimientos y de las mentiras: yo no quería que esto pasara, yo no sabía que estaba pasando.

Esta es la verdad: no quieren que hablemos de la continuidad de ETA los mismos que negaban que la corrupción es un problema político, y por los mismos móviles. Los casos Pallerols, Gürtel o Eres falsos deben considerarse incidentes aislados, la quiebra de las Cajas de ahorro o la estafa de las preferentes simples hechos desafortunados sin responsabilidad política alguna. Y así se nos llama a creer que Amaiur o Bildu son iniciativas políticas sin historia ni relación alguna con ETA, que la banda ya no existe aunque se niegue a desaparecer y siga captando activistas. Saber la verdad de ambas cosas dejaría en pésimo lugar al sistema político y sus hondas ramificaciones, y éste prefiere convivir con ellas antes que asumir responsabilidades que puedan liquidarlo.

Las razones por las que sufrimos una crisis económica tan grave son conocidas: tenemos una democracia de muy baja calidad, donde los reguladores y supervisores fracasan a la hora de impedir operaciones fraudulentas o descabelladas con un enorme costo económico y social. Nuestro Estado de derecho está corroído por las carencias de un sistema sin justicia independiente, con inseguridad jurídica y opacidad y corrupción institucionalizadas. Es el mismo sistema incapaz durante largos años de erradicar el fenómeno del terrorismo nacionalista etarra, precisamente porque su propio desdén del Estado de derecho impedía llevar las leyes hasta sus lógicas consecuencias, como la Ley de Partidos desactivada por el TC dentro de la hoja de ruta del Acuerdo de Guernica con una ETA derrotada policialmente, pero políticamente viva.

Esta es la razón de que la lucha por la regeneración de la democracia no puede dirigirse solo contra la corrupción, la opacidad o la mala gestión; debe incluir necesariamente la derrota de ETA porque es y representa la peor corrupción de todas. Y derrotar a ETA significa derrotar los objetivos políticos por los que asesinaron. Es imposible acabar con la corrupción y con la injustica, conseguir que las instituciones funcionen y que nuestra democracia sea digna de ese nombre, si se niega el terrorismo etarra, se legitima su historia y se bendice su proyecto político como algo legítimo. O mientras se tolera como si tal cosa, y se inocula en la sociedad a través de los medios de comunicación, su lenguaje corruptor trufado de falsos “presos políticos”, falso conflicto histórico, falsa reconciliación y falsa simetría de las víctimas.

Debe haber vencedores y vencidos: los demócratas y los terroristas. No nos importa que no sea popular, que no dé votos e incluso que los quite. Como decía Voltaire, nos repetiremos hasta que nos entiendan.

 ETA

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3 comentarios a “Nos repetiremos hasta que nos entiendan y ETA quede vencida”

  1. ¿Puede haber mayor corrupción que el asesinato de alguién por no coincidir con tus ideas?, éso ha hecho ETA y ahora se les ha premiado dándoles entrada en las instituciones.
    ETA está viva dentro de un estado plagado de corrupción.

  2. Andrónico dice:

    Tampoco se debe de perder de vista que en el tema de ETA hay corrupción «clásica». Podemos hablar de cientos de individuos que les han regalado las carreras universitarias. Nombramientos de empleados y funcionarios con nepotismo. El escándalo de las ayudas para sufragar «gastos» a familiares de presos. Las jugosas subvenciones a organizaciónes de la cuerda. Aunque no directamente ligado a ETA, si en el transfondo todo negociazo montado en torno a euskera, donde unos pocos se están forrando y lo más importante están consiguiendo el monopolio de determinados puestos públicos.
    Y es el aperitivo. Ya lo han dicho, los presos y refugiados… y depués familias, amigos, combatientes y ex combatientes, tienen que recibir pensiones y honores. Y no va a ser como lo de los estancos del franquismo. Aquí ya están preparando un auténtico saqueo de las arcas públicas en plan botín de conquista.
    Del artículo destaco la pregunta retórica de como es posible que a una banda terrorista como ETA, completamente deshecha por vías policiales, se le regale la victoria políticamente.

  3. Alc dice:

    Lo lamento muy profundamente por los 858 asesinados, por las decenas de miles de heridos, lesionados y mutilados y por todos sus familiares; porque todo esto es una farsa cuya única finalidad es excarcelar impunemente a los asesinos condenados, dejar impunes los crímenes no exclarecidos y que el Estado claudique ante ETA cediendo a sus pretensiones chantajistas a cambio de dejar de matar.

    Se ha sentado un precedente. El mensaje que se envía es claro. Desde este momento se hace saber a cualquier organización terrorista y/o criminal que a partir de ahora en España es posible conseguir impunidad penal y privilegios políticos si las aciones criminales y terroristas llevadas a cabo son sufientemente duras, crueles y salvajes en su intensidad y persistentes en el tiempo como para conmocionar y amedrentar a la sociedad y forzar al gobierno a una negociación. La justicia no es inconveniente para ello, ya que los tribunales carecen de independencia y obedecen al goberno.

    Primero el PSOE, y ahora el PP nos han fallado y traicionado. Pero no sólo.

    Y no nos engañemos. Todos, y no sólo las víctimas del terrorismo, vamos a pagar muy caro todo lo que está sucediendo.

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