GRACIAS
Desde que UPyD nació en septiembre de 2007 yo siempre he formado parte de los órganos de dirección de este partido. Es mucho, toca el relevo.
Mi firma está con las de Rosa Díez y Juan Luis Fabo en el acta notarial de fundación para inscribirnos en el Registro de Partidos. Durante el verano de 2007 hice con Juan Luis una larga gira por toda España para reunirnos en numerosas ciudades con algunos de los tres mil miembros de Plataforma Pro, la organización digital que creamos un grupo de activistas vascos de Basta Ya para debatir la creación de un nuevo partido político nacional. Estábamos convencidos de que poco cabía esperar de PSOE o PP, y también de que nuestro proyecto era muy diferente de otro partido aparecido en 2006 con el que celebramos varias reuniones exploratorias en Barcelona, Madrid y San Sebastián antes de tomar la decisión. Me refiero, naturalmente, a Ciutadans-Ciudadanos.
Esas reuniones nos dejaron bien claro que Albert Rivera y su grupo no tenían ninguna intención de crear un partido nacional como el que necesitábamos, y que sus aspiraciones eran otras. Nosotros no queríamos limitarnos a frenar al nacionalismo, ni a influir en la política catalana o en la española desde Cataluña -con algunas franquicias periféricas añadidas, como se nos ofreció ser-, sino otro modo de hacer política con un nuevo modelo de partido.
He contado el proceso que condujo a la formación de UPyD en un pequeño libro, De la calle al Parlamento. Puedo añadir ahora otros detalles: la decisión definitiva de proponer a Plataforma Pro la fundación de UPyD la tomamos en agosto de 2007 en una comida en un agradable restaurante chino de San Sebastián con Fernando Savater (a la que su unió Maite Pagazaurtundua por otros motivos). La foto de esta entrada la hicieron al final de esa comida. También que encontrar un nombre a la criatura resultó complicado. Había más de tres mil nombres de partido registrados que no podíamos usar aunque nos gustaran. El de Unión Progreso y Democracia surgió entre otros posibles escritos sobre el mantel de papel de un también muy agradable restaurante popular de Santiago de Compostela, cerca de la Rua do Franco, lleno de carteles de Nunca Mais que no consiguieron disuadirnos de nuestro propósito. Y ese fue el nombre elegido después.
Fue un verano largo, trepidante y repleto de decisiones arriesgadas. Yo me afiliaba a un partido político por primera vez en mi vida, como también hizo Fernando Savater tras pensarlo mucho y acordar que no le propusiéramos nunca para cargo alguno. Entre tanto Rosa Díez dejaba el PSOE, el partido de toda su vida, tras renunciar antes al pingüe escaño de europarlamentaria.
Como arriesgaron mucho, sin duda, lo miles de entusiastas de toda España (yo resumiría el ambiente de esos dos primeros años con esa palabra: entusiasmo) que, con o sin experiencia política, aceptaron confiar en nuestro buen criterio para poner en pie UPyD desde, literalmente, la nada. Ni los bancos quisieron prestarnos un euro hasta que entramos en el Congreso en 2008, ni los medios de comunicación nos ofrecieron otra cobertura que la indiferencia, o la necrológica anticipada y prematura como la famosa de aquel director de El País a Rosa Díez. A duras penas conseguí una entrevista en ABC cuando lo dirigía José Antonio Zarzalejos, y sin duda en consideración a las docenas de artículos que publiqué en ese diario.
Direcciones y decisiones
Formamos el primer Consejo de Dirección en la fundación formal de la Casa de Campo en Septiembre de 2007, en un precioso acto al que asistieron como estrellas invitadas Mario Vargas Llosa y Albert Boadella. Luego nos revalidaron la confianza en el Primer Congreso de 2009, que ya fue conflictivo (por el interés del PP de Madrid de Granados en desarticularnos con varios topos ya entonces “renovadores”), y en el entusiasta Segundo Congreso de 2013. Para entonces habíamos logrado formar Grupo Parlamentario, entrar en los parlamentos del País Vasco, Asturias y Bruselas, y las encuestas subían hacia el 15% de intención de voto como una escalera mecánica bien engrasada: UPyD era el partido de moda, no había emergentes compitiendo a la vista, y aún no habíamos profundizado en las consecuencias de las querellas de Bankia y las entidades saqueadas.
No es fácil ganarse como enemigo a Rodrigo Rato y compañía y sobrevivir en la política española, dominada por el Ibex 35 desde medios y partidos endeudados hasta las cejas. Nunca nos han perdonado rechazar la estrategia decidida por el dinero: fundirnos con C’s para hacer un frente común con PP o con PSOE, o con ambos, contra Podemos, entonces la pesadilla de las mismas gentes que encumbraron al movimiento de Pablo Iglesias, para perjudicar a IU y PSOE, a base de bombardeo en prime time en su duopolio televisivo. La corrupción, el clientelismo, el despilfarro, los oligopolios del “capitalismo de amiguetes”, esos vicios gravísimos que tanto nos han preocupado en UPyD, eran y son para ellos parte del paisaje que dominan.
Pero no es este el momento y lugar para relatar y analizar lo que cambió entre el Congreso de 2013 y mayo de 2014. Todos conocemos el desenlace: los pésimos resultados electorales de 2015. Sin duda responsabilidad nuestra, de los mismos que también fuimos responsables de los éxitos de 2007 a 2014.
Un partido puede renunciar a muchas cosas, pero no a competir con éxito en las elecciones. Era pues el momento de que los fundadores dejáramos paso a otra generación política. Y por eso decidimos dejar nuestros puestos ordenadamente, sin aceptar la invitación al caos de las dimisiones inmediatas que otros veían más oportunas (aunque no para UPyD), y también no volver a presentarnos al Consejo de Dirección (ni tampoco a las listas para la próxima legislatura), para convocar el Congreso Extraordinario que se celebrará este sábado 11 de julio.
Durante estos ocho años he desempeñado responsabilidades en la elaboración de programas, comunicación, instituciones y acción política del partido. Estoy tan agotado y gastado que dudo sea de utilidad si no es tras un prolongado cambio de aires. Tendré gran satisfacción en traspasarlas a la nueva dirección electa, encargada de mantener la coherencia de nuestro proyecto político, enriquecerlo y actualizarlo, y cambiar todo lo que sea necesario en nuestro modo de trabajar para que UPyD vuelva a ser una referencia electoral fundamental para millones de votantes.
Un partido es un partido: un lío que no cesa
La vida interna de un partido nuevo, del nuestro y de cualquier otro como puede verse estos días de efervescencia partidaria, no es precisamente beatífica. Al revés, es inevitablemente conflictiva por diversas razones. Citaré dos.
La primera es de tipo humano: no todo el mundo entra a un partido político por las mismas razones. A veces dependen del momento. En los comienzos de UPyD abundaban los voluntarios para las más variadas tareas. El altruismo general era admirable, y haberlo vivido es una de las mejores experiencias de mi vida. Pocos pretendían un trato especial, contra lo que enseguida se hizo corriente. Recuerdo cómo encontramos la ficha de afiliación de Álvaro Pombo entre el montón de las que llegaban cada día a la pequeña sede de la calle Orense, donde Rosa y yo compartíamos despacho, como la media docena del mínimo “aparato” de UPyD.
Más adelante, en la época de crecimiento y éxito, de vino y rosas que ellos no trabajaron pero reclaman como propias, entraron algunos que vieron en este partido en auge un instrumento para la satisfacción de sus ambiciones personales. Sí, un político debe tener ambición para conseguir sus metas, pero si la meta solo es satisfacer su ambición personal de poder y medro será otro político de los que sobran. UPyD es un partido abierto en el que ni siquiera se piden avalistas para afiliarse y no ha sido inmune, como no podía ser de otra manera, a la entrada de este tipo de personajes. La única manera de conocerlos es verlos actuar: facta non verba. Sus hechos y no sus palabras.
La segunda gran razón que convierte en conflictiva la vida de un partido es su propia naturaleza política. Parafraseando a Clausewitz, podría decirse de la política que es la guerra llevada con formas pacíficas. Aunque suene feo es muy realista.
Vivimos en una sociedad compleja, plural, dinámica, nido y teatro de intereses y aspiraciones contradictorias e incluso antagónicas. La política democrática aspira a poner cierto orden y sistema de reglas en la gestión de esos intereses para minimizar daños e incluso obtener ganancias para la mayoría, y solo lo consigue en parte. Y esta la razón de que la política decepcione tanto a la gente: la política no puede solucionar todos sus problemas, y muchas veces crea otros nuevos. La mayoría de la gente no desea participar en política por mucho que se repita el tópico, sino que la política resuelva sus problemas y, en todo caso, participar lo justo votando en las elecciones y teniendo alguna conversación.
Pero los partidos deben elegir entre modelos autoritarios y verticales o participativos y abiertos como el nuestro: con elecciones sin avales y debates permanentes, y una política de transparencia exigente y sincera. Contra lo que pueda parecer, el nuestro es un modelo de partido muchísimo más conflictivo que el tradicional de corte autoritario. La cuestión está en aceptar que la democracia es una forma de gestionar los conflictos, no de eliminarlos como pretenden los autoritarios e iluminados de toda laya.
Lo que decidimos el sábado, en mi opinión, no es meramente un cambio de guardia o de caras, o la sustitución de un tipo de discurso por otro más eficaz y atractivo para las elecciones. Todo eso está bien, pero lo que decidimos es si UPyD es un proyecto político con futuro, o si solo fue un buen intento carente de realismo. Es evidente que para tener futuro hay que tener la decisión y voluntad de escribirlo, y no darlo por hecho. Pensar que el futuro de UPyD ya está escrito de antemano y consiste en elegir entre desaparecer o doblegarse a los designios de los poderosos -disfrazados de argumentos como “hemos de ser amigos de los medios” o “lo primero son los votos y cargos y los objetivos se eligen luego”- es renunciar a existir y a poner en valor todo lo mucho conseguido estos años.
En cualquier caso quiero agradecer su apoyo y confianza de todos estos años, a veces conmovedora, a los muchos centenares de afiliados y simpatizantes de UPyD que he tenido la fortuna de conocer en persona durante estos años de reuniones y viajes incontables por toda España. Ha sido no solo una experiencia personal que no cambiaría por ninguna otra, sino una empresa política que ya ha cambiado a los demás partidos y a la política española. No importa que lo nieguen o traten de ocultarlo: todos los políticos que pugnan con influir utilizan ahora versiones más o menos logradas del lenguaje político que introdujimos los de UPyD: regeneración democrática, reformas constitucionales, transparencia, lucha contra la corrupción, compromiso con los ciudadanos, igualdad de los ciudadanos por encima de los territorios. Aunque no se lo crean. Misión cumplida.
Me voy de la dirección, que no del partido, con esta doble satisfacción del deber cumplido y de las muchas personas excelentes que he conocido y a las que debo tanto. Nos queda mucho que hacer juntos todavía: gracias de verdad.
Seguro, Carlos, que no todas las acciones tomadas por la dirección de la que has formado parte han sido acertadas. Pero como afiliado a UPyD desde 2011 puedo decir muy alto que la dirección nunca me ha dejado tirado, nunca se ha rendido en la lucha de los principios (esos principios que nos han hecho perder votos, o no ganarlos), hubiera sido más fácil venderse a la ingeniería electoral y convertirse en un partido hipócrita que sólo persigue las políticas que le van bien para ganar las elecciones… Gracias Carlos. Gracias por mantenerte firme en la defensa de los principios de UPyD, en la defensa de sus afiliados ante otros partidos y ante presiones endógenas y exógenas… El partido decidió ser autónomo, seguir siendo un partido transversal, laico, sin muletas, independiente y sobre todo, no dejarse pisar por nadie… Mil Gracias y hasta siempre!!
Gracias a Usted por todo el trabajo realizado en estos años. Lo tengo como una mente preclara del país y una persona con gran valentía y «sentido de Estado». Por favor, aunque deje su mandato, no se retire y acompáñenos en la nueva andadura de UPyD. Estoy plenamente convencido de que tiene todavía mucho que aportar para el bien común de España y Europa.
Pues yo estuve con vosotros en el 2007 en Santiago , anotado en plataforma pro, todavía no parecíais muy seguros de formar definitivamente el partido, se trataba de tantear, en la sala ya había alguno que preguntaba ¿Qué nos vais a dar? y tú le dijiste NADA , lo haréis vosotros mismos, después entendía exactamente lo que eso significaba, trabajo altruista :Pegar carteles,poner mesas informativas,apoderado,reuniones,escritos al concello, a la xunta,citas con instituciones y pagarlo todo,:,cuota,gasolina,los carteles de Sosa Wagner que no llegaron a Galicia impresos por una imprenta amiga de un pdf enviado desde Madrid, hasta los folios y bote para los caramelos con logo, pero ese era el UPyD que queríamos algunos…y surgió la primera coordinadora en Galicia y yo el primer expulsado.( Un honor)
Después en casa de Campo , allí representadas todas las comunidades, la primera vez que veo a Rosa y le digo que el proyecto me ilusiona (a ti no te gustaba mucho ese término) , pero realmente era excitadamente ilusionante más tarde pude repartir nuestros folletos con ella en la Plaza de Galicia en Santiago .
Y también estuve en el I Congreso , por desgracia mi enmienda sobre las eliminación de las bases máximas de cotización y su efecto sobre el IRPF se extravió , cosas de Alvaro.
Aquí sigo , esperando a ver que pasa mañana.
Siempre pensé , hasta lo pregunté en aquél entonces , si UPyD nació para morir marcando un camino…. quizá sí.
!Ah! te recuerdo que te había anticipado en Santiago que no necesitábamos más dinero para campañas, intentaba decirte que se estaba perdiendo la motivación de hacer las cosas sólo por creer en ella.
Por último agradecerte el trabajo realizado, gran orador, irónico y con sentido del humor, pareces gallego.
Y recuerda ,los teléfonos móviles no , pero los aparcamientos acotados para funcionarios y políticos para su pura comodidad en el desarrollo de su trabajo son un privilegio.
GRACIAS CARLOS.
Esperemos que no sea un final si no más bien el comienzo de otra etapa.
Un Abrazo.
Lastima no haberlo conocido antes y en otras circustancias.
Circustancias que hicieron nos conocieramos.
Algo bueno dejan los problemas Carlos.
Le deseo lo mejor en esta etapa merecidisima.Espero que nos quedamos luchemos tanto o más. Tiene toda mi admiracion..mil gracias señor Carlos por su cercania. #BankiaIncumpleEre NURIA
Muchas gracias a ti Carlos. Por fundar UPyD por tu trabajo y por muchas cosas más. Ha sido un privilegio formar parte de este equipo Un abrazo grande
Hola Carlos, en primer lugar hay que daros las gracias por el gran trabajo que hicisteis hecho, lo cual todo el mundo reconoce y yo, un militante de base que rápidamente me incorporé, os reconozco igualmente, aunque no exento de críticas, sobre todo por una falta de visión, a mi entender y los errores en el último año. Pero como no es momento para ese análisis, si quiero darte las gracias por tu dedicación y honestidad y que del mismo modo se lo traslades a Rosa y al resto de la Dirección.
Un abrazo
Gracias a ti.
No me voy a extender en público, solo decir que hemos sido determinantes en la historia moderna de España. Quizás, alguien, algún día reconozca lo hecho, quizás no. Ahí queda, nosotros lo sabemos.
Puedes estar orgulloso.
Gracias.